Me gusta el frío que te hiela las manos y las orejas. Me gusta usar ropa abrigada, las mañanas tranquilas de clima amable y las noches crueles y álgidas.
Me gustan las bebidas calientes, que tomo sin pensar, quemándome el paladar.
Me gusta sentir los opuestos, como un baño hirviente y el viento helado que pasa por la ventana.
Me gusta dormir bien tapada en las colchas y mantas que poseo, y me doy cuenta de que poseerlas me hace una chica realmente afortunada.
Me gusta el contacto físico, y también beber alcohol, que abrasa la garganta y es como un fuego recorriendo todo el cuerpo.
Me gusta el vaho que sale de nuestras bocas cuando chocan con el gélido exterior.
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